Guía didáctica primaria

Esta guía está destinada al trabajo con alumnos del Ciclo Superior de Educación Primaria. Está diseñada para sensibilizar sobre los derechos y desigualdades sociales que atraviesan la experiencia de las personas con discapacidad visual en todo el mundo, pero especialmente en los países del Sur Global.

Las herramientas para la sensibilización que ofrece esta guía se han pensado y elaborado desde una perspectiva vivencial y crítica.

Contiene, en primer lugar, dinámicas diseñadas para que el alumnado comprenda, de forma práctica y empática, la importancia que la vista tiene en nuestra vida social, porque puede ser fuente de desigualdades y qué derechos necesitamos dotarnos como sociedad para garantizar la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidades visuales.

En segundo lugar, plantea dinámicas destinadas a que el alumnado haga un uso crítico de las ideas y vivencias que han ido construyendo, a fin de entender las desigualdades entre el Norte y el Sur Global, y establecer paralelismos entre la dimensión global y la dimensión local-cotidiana.

Esta guía didáctica es una herramienta pensada para trabajar sobre el documental Todos los ojos: La salud visual en Senegal, producido por la ONG Ocularis, que pertenece al ámbito de la Cooperación para el Desarrollo, donde desarrolla tareas relacionadas con la salud visual Este documental recoge el testimonio, por un lado, de niños y jóvenes que han podido mejorar sus condiciones de vida y problemas de visión; y por otra parte, el testimonio de profesionales de la óptica y la optometría, así como de estudiantes formándose en el oficio, que relatan la compleja situación de la salud visual en Senegal.

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Derechos y oportunidades

¿Qué significa tener derechos?, generalmente, sabemos nombrar algunos de los derechos con los que contamos, y sabemos identificar situaciones en las que se están vulnerando los derechos de una persona, pero no sabemos decir exactamente qué son los derechos y de dónde han salido.

A menudo, cuando nos hacemos esta pregunta, en lo primero que pensamos es en las normas sociales y en la libertad Si todo el mundo hiciera lo que quiere sin tener en cuenta a los demás, la convivencia sería imposible.

La primera idea, y quizá la más fundamental, es la del mutuo reconocimiento. Las normas sociales podrían ser establecidas por una autoridad absoluta, como un dictador o un monarca, que decides quién puede hacer según qué cosas y quién no, con el objetivo de armonizar a la sociedad.
Sin embargo, en este caso nos costaría mucho, y con razón, nombrar derechos a estas capacidades o libertades. Probablemente, en vez de derechos, las llamaríamos privilegios. En cambio, las llamamos de pie cuando se apoyan sobre normas que hemos decidido entre todas y todos. Ninguno de nosotros quiere ser pisado, o tratado por los demás como un objeto o como un medio. Todos queremos que los demás nos vean como sujetos autónomos, con nuestras propias emociones, ideas, aspiraciones, capacidades, etc. Esto nos coloca en una fuerte posición de vulnerabilidad frente a los demás, porque de ellos depende, de hecho, ser reconocidos como seres humanos válidos que merecen ser respetados. El hecho de que los seres humanos sean seres sociales descansa, en parte importante, sobre esta vulnerabilidad. La comunicación pacífica, el diálogo, el intercambio empático de perspectivas y experiencias, es la forma en que buscamos una solución para esta sensación de vulnerabilidad.
Pedimos al otro que nos reconozca, y nos encontramos con que el otro nos pide lo mismo a nosotros. Las normas sociales, cuando son decididas colectivamente a través del diálogo, son la cristalización de los acuerdos a los que hemos llegado con los demás: todos cedemos en algunos aspectos de nuestra libertad, y así nos garantizamos de forma recíproca que nos respetaremos y reconoceremos entre todos. Los derechos reflejan los diferentes aspectos en los que debemos ser reconocidos como sujetos, y las obligaciones, que son siempre su contraparte necesaria, reflejan las formas en que debemos reconocer nosotros a los demás. Cuando las normas son decididas por esta vía democrática, cuando todos hemos podido participar en estas decisiones, nos vemos reflejados en ellas y entendemos de primera mano la necesidad de cumplirlas. Por eso, por mucho que un dictador estableciera exactamente los mismos derechos y obligaciones, no nos satisfarían. Nuestra necesidad de ser reconocidos dependería de la voluntad arbitraria de otro, y no de un compromiso colectivo en el que nos veamos incluidos.

La segunda idea es que existe una relación entre los derechos y el conflicto. Efectivamente, la vía alternativa a establecer normas consensuadas entre todas y todos, es el conflicto permanente entre nosotros; una forma de vida que en el fondo ninguna de nosotros desea, dadas la sensación de vulnerabilidad y la necesidad de ser reconocidos de las que ya hemos hablado. Sin embargo, esto significa que el conflicto es el detonante del diálogo y del consenso. Nos damos cuenta de que somos vulnerables y de que debemos ponernos de acuerdo, cuando se produce una situación en la que somos vulnerados por otra persona, o en que las discordancias con los demás nos plantean la violencia como un horizonte posible pero indeseable. Por eso, es importante analizar bien las situaciones de conflicto entre las personas: es posible que lo que esté ocurriendo es que una o más personas se estén sintiendo vulneradas en algún aspecto, y estén pidiendo que se revisen los derechos y obligaciones para sentirse plenamente reconocidas e incluidas. En la sociedad, existen numerosas barreras o discriminaciones que impiden que las personas sean plenamente libres por el hecho de que la sociedad, o alguna parte de ésta, no reconoce plenamente algún aspecto constitutivo de estas personas.A esto es a lo que nos referimos cuando hablamos de desigualdad de oportunidades. Las personas con discapacidades visuales, por ejemplo, pueden sufrir discriminaciones en la escuela cuando las instituciones escolares no las tienen en cuenta a la hora de actuar. En ese caso, se estaría vulnerando el derecho a la educación de estas personas. La discordancia, la discusión y el conflicto, por tanto, siempre que sean pacíficas, son situaciones necesarias para que las normas, los derechos, y las obligaciones de que están dotadas nuestras sociedades evolucionen.
A continuación presentamos dos dinámicas para transmitir las ideas que acabamos de presentar a través de la práctica. La primera dinámica se centra en los Derechos de la Infancia, dado que son la manera más concreta como los Derechos en general se manifiestan y son reconocidos en la vida diaria de las chicas y chicos de quinto y sexto de primaria. Tiene por objetivo, pues, introducir los conceptos generales.
La segunda dinámica se centra en identificar situaciones de la vida cotidiana en las que se manifiestan estos Derechos, así como potenciales vulneraciones de éstos, y en saber relacionar unos derechos con otros. El objetivo de esta segunda dinámica, pues, es aterrizar el concepto de Derechos de la Infancia para resaltar su carácter más concreto y participativo, y no tan abstracto.
Después de las dinámicas, los alumnos y alumnas deberían tener una noción básica de qué significa el concepto de Derecho, sobre cuáles son los Derechos de los niños, sobre cómo estos derechos están presentes en sus vidas, y sobre qué hacer cuando se vulneran sus derechos o los de otras personas. En próximas dinámicas, se utilizarán estos conceptos ya trabajados para ampliar sobre otras temáticas.

DINÁMICA 1 +INFO
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Sensibilización sobre la discapacidad visual

La importancia de la percepción visual en nuestras sociedades

El pleno desarrollo social de una persona está directamente vinculado al uso de los sentidos, a la forma de experimentar el mundo. Ésta no es sólo una cuestión de salud y de accesibilidad, es decir, que no se limita a brindar asistencia médica a las personas con discapacidades o diversidades funcionales, ya diseñar entornos adaptados a ellas. Es también una cuestión de derechos y participación, de reconocer la diversidad de experiencias como válidas, y como piezas importantes de esta compleja red de actividades colectivas que nos permiten funcionar y evolucionar como sociedad.

En nuestras sociedades, la vista desempeña un papel privilegiado. El primer motivo, ya lo hemos mencionado: los espacios y objetos que nos rodean están generalmente diseñados para personas que ven – y aquí, ver no sólo significa recibir información por los ojos, sino también predecir los movimientos de objetos o de otras personas –como los coches cuando cruzamos la calle–, y reconstruir imágenes de mi lado en mi coche otro que era mayor y rojo, aunque no tenga la escena delante de mí ahora mismo–.

El segundo motivo tiene que ver con la comunicación interpersonal. Se suele considerar que la comunicación no verbal representa entre el 70% y el 90% de un mensaje. Una parte muy importante de la comunicación tiene que ver con previsiones y expectativas que tenemos sobre cómo los demás reaccionarán a lo que hacemos o decimos, y por eso constantemente buscamos con la mirada expresiones de vergüenza, confort, miedo, seguridad, etc. La construcción de nuestra imagen personal (la forma en que imaginamos nuestro propio cuerpo cuando no lo estamos viendo en el espejo, la estética que escogemos, nuestro modo de gesticular, etc.) está en gran parte influida por estas predicciones y expectativas, y por tanto, por el sentido de la vista.

Por eso, el tercer motivo es la dimensión simbólica de la sociedad, y su vínculo con la vista. A menudo, las previsiones y expectativas que tenemos de los demás y de nosotros mismos, no se refieren a personas específicas, sino a roles sociales en general, que identifiquemos con ciertos símbolos visuales. Para todos los que vemos, se hace obvio que no se viste igual una guardia de seguridad, que el novio el día de su boda, o que una entrenadora de fútbol. El uniforme o el traje de novio son símbolos visuales que rápidamente nos llevan a la mente multitud de otros símbolos y funciones sociales: unos trabajos, a los que corresponden unas actitudes determinadas, que asociamos con unas emociones, con unos lugares, con unos perfiles de personas, etc. Nuestra idea de cómo es el mundo social la construimos a través de estos símbolos, y muchos de ellos pertenecen a la esfera visual.

Nuestra capacidad de desarrollarnos, de participar activamente de la sociedad, y de ser valorados, depende de cómo nos adaptemos a esta “normalidad”, a las infraestructuras y relaciones que configuran nuestro entorno social. No poder manipular nuestro entorno físico nos puede colocar en una fuerte situación de dependencia, dado que quizás no podemos trabajar, cocinar para nosotros mismos, limpiar, o incluso andar. El hecho de no poder acceder a algunos de los canales de comunicación que nuestra sociedad privilegia, como la televisión, los teléfonos inteligentes, o el cine, puede excluirnos de participar de la cultura. Que nuestro cuerpo no encaje con lo que se considera “normal”, que no podamos vestirnos o comportarnos como se considera “adecuado” o “respetable”, puede ser motivo de discriminación y rechazo.

Las desigualdades y derechos vinculados al sentido de la vista

Con todo esto, podemos entender fácilmente que las personas con una discapacidad visual sufren múltiples discriminaciones en un mundo diseñado principalmente por y para personas que ven plenamente. Podríamos clasificar estas discriminaciones, y las situaciones de desigualdad de oportunidades que resultan, en tres categorías:

  1. En primer lugar, aquellas situaciones que resulten en una insatisfacción de las necesidades básicas y vitales de las personas con discapacidad visual. La sociedad debe ser capaz de garantizar que estas personas puedan gozar de sus derechos fundamentales, aún así de su discapacidad, o de funcionar de forma diferente. Esto implica recibir atención sanitaria gratuita y universal, con la posibilidad además de recibir trato especializado para su discapacidad. Implica también que el sistema educativo disponga de mecanismos efectivos para garantizar la igualdad de acceso de las personas con discapacidad, así como la equidad a la hora de garantizar la calidad de la educación recibida. En el nivel institucional, las administraciones públicas deben disponer de las adaptaciones que sean necesarias para poder garantizar que las personas con una discapacidad visual puedan hacer valer sus derechos básicos como ciudadanas, y participar del sistema democrático, de forma igualitaria.
  2. En segundo lugar, aquellas situaciones en las que se produce una discriminación explicita o motivada por tener una discapacidad visual. Se debería poder garantizar, por ejemplo, que las personas con discapacidad visual partan de las mismas condiciones a la hora de ser valoradas por un trabajo, de buscar un alquiler, de contratar un seguro, o cualquier otra situación en la que el acceso a algún recurso dependa de la valoración de terceros, que pueden tener un sesgo discriminador. Además, debería disponerse de mecanismos de seguridad, atención y acompañamiento que prevengan y resuelvan situaciones de violencia que puedan sufrir las personas con una discapacidad visual, sea esta violencia motivada por la discapacidad, o agravada por el hecho de tenerla.
  3. Por último, aquellas situaciones en las que se vulnera la autonomía personal de las personas con discapacidad visual. Nos referimos a situaciones en las que el entorno de la persona, o las instituciones, intervienen en su vida de forma paternalista o asistencialista, limitando su capacidad de decisión y no atendiendo a sus opiniones y deseos propios. Encontrarse en una situación de dependencia o necesitar ayuda no debería resultar en una situación de desigualdad de poder, en la que la persona que cuida o asiste anula como individuo a la persona dependiente.Las personas con discapacidad visual tienen igualmente reconocidos los derechos personales fundamentales, como la intimidad, el honor y la imagen personal, la libertad de expresión, etc.

Los Derechos (los reconocidos en la Declaración de los Derechos Humanos, en la Constitución, y en las diferentes leyes), y los mecanismos que se despliegan en la práctica para garantizar que se cumplen, existen precisamente para garantizar que partimos de las mismas oportunidades. no poder acceder a una educación de calidad por tener una discapacidad visual, puede resultar en el futuro en desigualdades a la hora de buscar trabajo, que pueden colocar a la persona con discapacidad en una situación de dependencia económica con respecto a otra persona o institución que no respete plenamente su autonomía individual. Así pues, la prevención de las desigualdades y la garantía de los Derechos, nos corresponden a todos.

También es fundamental tener en cuenta que las desigualdades propias que se derivan de la discapacidad visual interseccionan con otros factores sociales generadores de discriminaciones. El caso del género es especialmente notable. El rol de cuidadoras que muchas sociedades todavía esperan de las mujeres, implica que a menudo tengan que minimizar la importancia de sus propias necesidades para privilegiar a las de su familia o su comunidad. En el terreno de la salud visual, esto puede significar posponer, quizás indefinidamente, la búsqueda de asistencia sanitaria, favoreciendo así el empeoramiento de muchas enfermedades y el agravamiento de la condición de discapacidad. Además, la situación de desigualdad económica y de precariedad que experimentan las mujeres en todo el mundo con intensidades diferentes, puede limitar la capacidad de acceder a la sanidad ya los medicamentos.Esto no sólo supone un peligro para la salud física de las mujeres, sino que las coloca en una posición aún más vulnerable, reforzando sus vínculos de dependencia económica y social con respecto a sus maridos, sus familias, o las instituciones. Además, como ha sido tradicionalmente el caso con el resto de ramas de la medicina, la óptica y la optometría son disciplinas principalmente dominadas por hombres, que pueden tener un sesgo de género a la hora de investigar y catalogar las enfermedades, obviando por ejemplo las interacciones que puede tener el ciclo menstrual o el consumo de pildoras anticonceptivas con diferentes enfermedades.

La salud visual en el Sur Global

Que se puedan garantizar los derechos de las personas con discapacidades visuales, depende mucho de los recursos con los que una sociedad cuente. Hay muchos países en todo el mundo, generalmente aquellos que se encuentran en el Sur Global, que al haber sido colocados en una situación de dominación y dependencia económica, no tienen los recursos para hacer efectivos estos Derechos.

Según la OMS, el 90% de personas con discapacidad visual viven en países del Sur. Este dato no es casualidad: en los países más pobres, donde el acceso a la sanidad es muy precario, la prevención y cuidado de las enfermedades visuales es mucho menor que en los países del Norte.

También según estimaciones de la OMS, el 80% de los casos de ceguera presentes en África podrían haberse prevenido, o podrían tratarse, si se dispone de una cobertura sanitaria plena.

Las diferencias se presentan también en términos de edad. En los países del Norte, donde la esperanza de vida es mucho más elevada que en la mayoría de países del Sur, las enfermedades de la vista más prevalentes son limitaciones parciales de la visión, como la miopía o deficiencias en la visión de cerca, asociadas a la vejez, momento de la vida en que aún así de recibir asistencia médica adecuada, los órganos de la vista están ya en de. En los países del Sur, en cambio, las enfermedades de la vista que resultan en pérdida total de la visión están presentes en todas las franjas de edad, pero especialmente en la infancia, por enfermedades infecciosas que producen ceguera, y en la vejez, por las duras condiciones de vida arrastradas a lo largo del tiempo y otras enfermedades no tratadas, como el glaucoma. Éstas son afecciones asociadas a la falta de asistencia médica, a la inseguridad alimentaria, a las malas condiciones climáticas, ya condiciones de trabajo muy duras.

Se trata también de una cuestión de género. Según la Agencia Internacional de Prevención de la Ceguera, de los 1.100 millones de personas con pérdida de visión, el 55% son mujeres y la mayoría vive en países de renta baja y media Las afecciones de las mujeres están relacionadas con las infecciones de los niños y niñas casa, pero no disponer de acceso a productos de higiene y cuidado personal con que mantener el hogar y la ropa limpia, o lavar a los hijos, las mujeres de estos países se ven confinadas durante muchas horas al día en espacios con un alto riesgo de infección o contaminación Cuando ya están enfermas o en una situación de discapacidad, la exclusión social que sufren es muy fuerte: asistencia sanitaria, y ya son descartadas de la posibilidad de recibir educación o de trabajar, en caso de que existiera.

A continuación, introducimos dos dinámicas enfocadas a comprender de forma vivencial la experiencia de las personas con discapacidad visual y las vulnerabilidades que sufren estas personas. La primera dinámica nos pone en la piel de una persona con visión borrosa, y nos hace resolver diferentes tareas cotidianas, tanto con ayuda de otras como sin ellas. La segunda dinámica

DINÁMICA 3 +INFO
DINÁMICA 4 +INFO

La situación del derecho a la salud visual en Senegal - Ocularis

Senegal es un país situado en la costa atlántica del continente africano. Cuenta con una amplia diversidad ecológica, pero también social y cultural, puesto que desde antes de la modernidad, ha sido un importante nodo comercial y de transportes para quienes han navegado la costa oeste del continente.
Con un pasado colonial vinculado al comercio de esclavos y al expansionismo portugués, neerlandés y francés, no logró su plena independencia hasta 1960. Como muchos de sus países vecinos con historias de descolonización similares, Senegal se integró en la economía mundial como país periférico. Se trata de países que, por su historia de dominación y expolio, no han podido desarrollar en su territorio una economía plenamente industrial ni acumular grandes masas de capital, y por tanto, en la división internacional del trabajo, se ven relegados a una situación de intercambio desigual: deben producir grandes cantidades de alimentos y materias primas –por las tecnologías con poco valor en el mercado mundial– caras que lo que ellos producen–, para poder llevar a cabo su propia industrialización y convertirse en competitivos por sí mismos.Esto, conjuntamente con la deuda y las injerencias de capital extranjero en sus economías, coloca a estos países en un círculo vicioso de dependencia económica, que beneficia a los países del Norte porque les garantiza alimentos y materias primas baratas y abundantes. Por eso, alrededor del 75% de las personas trabajadoras de Senegal se dedican a la agricultura (principalmente de trigo y cacahuetes) y la pesca. La minería, sobre todo de oro y fosfatos, es también una de las actividades económicas dominantes, junto al refinamiento de petróleo.
Así, se debe en parte a las dinámicas de la dependencia el hecho de que, aún así de ser uno de los países más estables y económicamente desarrollados de la región gracias a la producción de estas materias primas, alrededor del 50% de la población del país viva por debajo del umbral de pobreza. Además, el país ocupa el puesto 170 (sobre 193 países) en el ranking del Índice de Desarrollo Humano. La desigualdad entre el campo y la ciudad es muy pronunciada, puesto que el acceso a servicios e infraestructuras esenciales, como hospitales o agua saneada, es muy limitado en las zonas rurales. Esta falta de infraestructuras, junto con la poca tecnificación de la agricultura –debido a las dinámicas de dependencia que ya hemos explicado– ya factores asociados con el cambio climático –como sequías periódicas o agotamiento del suelo–, hacen que la seguridad alimentaria peligre también en las zonas rurales. En las zonas urbanas, el paro juvenil es uno de los principales factores de desigualdad.Senegal ha alcanzado una tasa relativamente elevada de escolarización primaria, pero alrededor de la mitad de la población todavía no consigue acceder a la educación superior. Esto hace que los jóvenes de las ciudades no puedan acceder a las oportunidades laborales que podría brindarles el lento pero sostenido crecimiento económico de su país, y tengan que acabar migrante. El acceso a la educación y al trabajo está atravesado, además, por fuertes desigualdades culturales y de género. Las chicas se casan muy jóvenes, y el código civil todavía las reconoce como subordinadas a sus maridos. De este modo, se ven sujetos a fuertes condiciones de explotación en el campo, y con frecuencia no cuentan con la oportunidad de optar a la educación secundaria ni de migrar a las ciudades.
En el terreno de la política, las fuertes desigualdades que atraviesan la estructura social y las complicadas maniobras de modernización que debe emprender un país en una situación de dependencia –como el tener que permitir siempre la injerencia de intereses económicos y geopolíticos extranjeros en mayor o menor grado– han hecho que el sistema democrático, aún así de haberse consolidar todavía. En los últimos años, las tensiones entre el gobierno y la oposición han aumentado. Además, el país ha experimentado en la última década varias oleadas de protestas masivas y conflictos sociales, en las que la sociedad civil reclamaba mejores condiciones de vida. Estas protestas fueron violentamente reprimidas una y otra vez, así como las diferentes opciones políticas alternativas en que las protestas cristalizaron fueron perseguidas por el partido que gobernaba en el mandato anterior al actual.El presidente actual, Ousmane Sonko, es un líder social de las protestas que acaba de estar encarcelado por el gobierno anterior. En los próximos años, enfrentará el reto de reformar una sociedad todavía muy dividida y lograr una mejor distribución de las oportunidades para la población de Senegal.
En este contexto de carencia de oportunidades económicas y de inestabilidad social, las personas con una discapacidad visual se encuentran en una situación muy precaría, especialmente cuando dependen del sistema sanitario o de sus familias. Además, los problemas relacionados con la vista son muy prevalentes en Senegal. Por un lado, encontramos enfermedades asociadas a las malas condiciones de vida, como glaucoma derivado de casos no tratados de diabetes, o infecciones fruto del agua contaminada y la falta de higiene. Por otro lado, encontramos problemas congenitos que empeoran al no ser tratados, tales como cataratas o problemas de refracción. Estos problemas no sólo son de índole sanitaria, sino también social. Las personas con problemas de la vista, especialmente los niños, sufren un fuerte estigma y pueden ser rechazados por sus familias o comunidades.Teniendo dificultades para desarrollarse en el ámbito educativo y laboral, no contando con el apoyo de su entorno, y teniendo serias dificultades para migrar dados sus problemas de salud, las personas con discapacidades visuales constituyen uno de los grupos más vulnerables del país.

Drets vulnerats del personatge. 

FER FITXES

Ocularis: la tarea que se realiza en Senegal

En todo el recorrido que hemos hecho, hemos visto que la garantía de los derechos de las personas con discapacidad visual es algo que corresponde a toda la sociedad. Hemos visto, además, que hay países en los que garantizar estos derechos es especialmente complicado. La causa de los Derechos Humanos, por tanto, debe ser también garantizar que en todos los rincones del mundo, de forma universal, se puedan dar las condiciones para que se pueda garantizar una vida digna para las personas con discapacidad visual.

Esta causa por los Derechos Humanos y la salud visual pasa por la promoción del desarrollo pero no entendido desde una óptica paternalista ni asistencialista. Cooperar con los países más empobrecidos para promover su desarrollo, y así poder garantizar los derechos de sus poblaciones, no debe significar ejercer la caridad, ni tampoco debe consistir en fortalecer aún más las relaciones de dependencia económica y política que los países del Sur tienen con los del Norte; al contrario, debe consistir en un intercambio igualitario de conocimientos y recursos entre los países, de modo que todos puedan converger, de forma autónoma, en una misma capacidad para proveer de una vida digna a la ciudadanía.

Esta es la forma en que Ocularis entiende la Cooperación para el Desarrollo. Ocularis, que es una ONGD, se encarga de formar a profesionales de la salud visual en países en los que el acceso a esta formación (o en general, a la formación universitaria), así como la práctica del oficio, son cuestiones complicadas. De este modo, sensibilizando a aquellos que pueden acceder a la educación superior de la necesidad y la importancia de que elijan especialidades en salud visual, formando en técnicas punteras pero adaptadas conscientemente al contexto donde se tendrán que aplicar, y promoviendo la investigación sobre los tipos específicos de enfermedades que se encuentran en los países más empobrecidos en los que se convierten en los autos la prevención y tratamiento de las enfermedades visuales, así como a la promoción de la salud visual en general.

La tarea que desarrolla Ocularis se ve también atravesada por la causa a favor de la igualdad de género. De entrada, promover la salud visual para todos, acerca la oportunidad de recibir tratamiento y acompañamiento a mujeres en situaciones de vulnerabilidad que de otro modo no lo estarían recibiendo, favoreciendo así la autonomía y el empoderamiento de estas mujeres. Además, tanto en su trabajo sobre el terreno, como en su relación con otras entidades e instituciones, la ONGD se encarga de incorporar la mirada de género, produciendo datos desagregados por género, escogiendo colaboradores que incorporen los intereses de las mujeres en su actividad, teniendo en cuenta las particularidades de la situación de mujeres con diferentes circunstancias y condiciones de vida, o promoviendo la paridad de género en la formación de nuevos profesionales de la optometría.

Propuesta de rúbrica de evaluación

Glosario

Derechos: Se trata de propiedades, cualidades, características o comportamientos que distintos sujetos o personas se reconocen mutuamente como válidas. Por ejemplo, el derecho a la salud implica que reconocemos como válida, para los demás y para nosotros, la necesidad de mantenernos saludables, y por eso nos abstenemos todos de llevar a cabo prácticas que puedan poner en riesgo esta necesidad.

Obligaciones: Son las normas comunes que debemos respetar entre todos para que los derechos puedan existir, tanto para nosotros mismos como para los demás.

Libertades: Es el rango o el “espacio” de comportamientos válidos que se define por los derechos y obligaciones. Por ejemplo, mi libertad de pensamiento está garantizada, entre otros, por el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, que significa que entre todos nos prevenimos de actuar de formas que limiten la expresión de opiniones y creencias diversas, y es gracias a que todos respetamos esta norma que todos tenemos esa libertad.

Reconocimiento mutuo: Es el compromiso colectivo de que todos nos respetaremos entre nosotros a través de las normas de las que nos dotamos, y es por tanto el fundamento de los Derechos.Emerge cuando nos damos cuenta de que todos somos vulnerables frente a los demás, y necesitamos ser reconocidos como seres humanos válidos y sentir que nuestras necesidades son garantizadas.

Desigualdad de oportunidades: Se trata de la situación social en la que dos o más personas ven sus libertades limitadas por el hecho de contar con recursos (sean económicos o de algún otro tipo) inferiores a otros.

Discriminación: Se trata de la situación contraria al reconocimiento, es decir, que se da cuando una persona se considera como inválida, inferior o sencillamente externa al colectivo, por alguna de sus propiedades, cualidades, características o comportamientos.

Percepción visual: Se trata de todos los procesos cognitivos que nos permiten relacionarnos con el entorno a través de la vista. Es importante tener en cuenta que, al tratarse de un sistema cognitivo complejo, la diversidad de maneras posibles de funcionar es muy amplia, comprendiendo desde ceguera total hasta diferentes tipos de estrabismo, manchas en la retina, etc.

Discapacidad visual: Se trata de la situación social en la que una persona, debido a que su aparato visual funciona de forma diferente, experimenta una disminución de sus oportunidades y libertades, que puede conducir a una situación de dependencia. Se trata de una situación de carácter social porque, aun cuando la diversidad funcional de estas personas es de carácter biológico, la traducción de esta manera de funcionar a una manera “menos capacitada” o “menos válida” implica que tomamos como referencia un entorno socialmente producido exclusivamente para personas que funcionan de una manera que se considera como “normal”, y que por lo tanto no se considera con “normal”, y que por lo tanto no se considera “normal”.

Derecho a la salud: Se trata del reconocimiento de la necesidad de mantener el mayor nivel posible de salud física y mental. La OMS le reconoce los siguientes componentes: La disponibilidad, es decir, que exista cobertura de centros y recursos sanitarios suficiente para todos; la accesibilidad, es decir, que todo el mundo pueda acceder a estos centros y recursos, y ser atendido de forma adecuada, sin importar sus ingresos, color de piel, género, etc.; La aceptabilidad, que implica adaptar la práctica médica a las circunstancias propias de cada paciente, evitando que se pierda el carácter humano en todo el proceso; y la calidad, que implica poder prestar unos estándares adecuados de servicio.

Sur Global: Se trata de un concepto que se utiliza, en contraste con Norte Global, para referirse a las características históricas que comparten muchos de los países del hemisferio sur en el proceso global de desarrollo de la modernidad. Se trata de países que en muchos casos tienen pasados ​​coloniales, y que se han visto sujetos a situaciones de dependencia e imperialismo por parte de los países del Norte, que les han colocado en posiciones de inestabilidad política y vulnerabilidad social.

Óptica y optometría: Se trata de la ciencia que estudia el ojo y el fenómeno de la vista. Su desarrollo como ciencia y su adecuada prestación como servicio sanitario son cuestiones esenciales para garantizar el derecho a la salud.

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